UNAMUNO, DE TODOS Y DE NINGUNO

jueves, 25 septiembre 2014

Juan Carlos Moreno Romo (coord.)

UNAMUNO Y NOSOTROS

Barcelona: Anthropos, 2011, 304 páginas.

El volumen Unamuno y nosotros recoge las diversas conferencias e intervenciones fruto del I Simposio Internacional de Estudios Cruzados sobre la Modernidad, del mismo título, organizado por la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de Querétaro en el año 2006. Podemos pensar que estamos ante las típicas actas de un congreso académico que recopilan diversos estudios dedicados a analizar el valor literario e intelectual de Unamuno, elaborados por prestigiosos especialistas en la materia. Y sin duda eso es lo que el lector tiene delante, pero apenas abre el libro y empieza su lectura se percata de la presencia de algo más, de una voluntad manifiesta y constante en cada uno de los artículos de no ceñirse a un mero ejercicio de erudición, de una entrega apasionada a la tarea de comprender y divulgar el pensamiento unamuniano sobre cada tema propuesto, de que ese «nosotros» del título no es meramente retórico, es un nosotros que le incluye y le incumbe como miembro de una comunidad: la comunidad de aquellos a los que Unamuno dedicó su obra. 

Para que resulte más explícita la tesis general que anima y recorre todas las intervenciones en el simposio (la de que la obra de Unamuno, justamente por la exhibición constante de sí mismo, de su personalidad inclasificable en cualquier esquema gregario, se dirige a todos y cada uno de nosotros) se hace necesario un hilo conductor que coordine y dé coherencia al proyecto. Esa tarea recae en el profesor Juan Carlos Moreno Romo, organizador del Simposio Internacional y coordinador general del volumen (como decimos, en más de un sentido). Amén de firmar tres artículos en la obra, redacta un prólogo y un epílogo de marcado tono autobiográfico que emulan el estilo personalísimo de Unamuno, y en donde expone ese compromiso plural, esa entrega colectiva en que consiste el acto de escribir en Unamuno y en Moreno Romo y en los especialistas que participan en el libro y en los lectores (de Unamuno y de los que han escrito desde entonces a favor y en contra de Unamuno) y en nosotros todos. 

Volviendo al contenido estrictamente académico, el texto distribuye los artículos en tres partes temáticas. La primera, bajo el título «Unamuno y nosotros», analiza la vinculación de Unamuno con la España de su tiempo, la profusa relación que mantuvo con Hispanoamérica y con México en particular, y la vigencia o no de su obra en el difuso panorama de la modernidad. La segunda, con el epígrafe de «Monsieur Unamuno, homme de lettres…», engloba artículos dedicados a los aspectos literarios y filosóficos de su producción escrita centrándose en obras concretas. La tercera, titulada «Nosotros todos, entes de ficción», abandona en buena medida el tono habitual del ensayo erudito y transcribe un debate con el escritor mexicano Óscar de la Borbolla en torno al uso contemporáneo de técnicas narrativas experimentales, centrándose especialmente en Niebla. 

No es lugar este para hacer un repaso pormenorizado a todos los temas de que trata en sus sucesivos capítulos el libro. Me limitaré a señalar en rápidos apuntes algunos de los que considero mejor desarrollados. 

Moreno Romo menciona uno de los más recurrentes: el del olvido que sufre nuestro autor. Unamuno ha vivido en el ámbito de la crítica una especie de Guadiana cíclico, con desapariciones y reapariciones de difícil explicación, épocas en que ha contado con un amplio reconocimiento seguidas de otras en las que la crítica y el público lector le han abandonado. Moreno Romo no acierta a dar con las razones de esta paradoja, si bien lo achaca a una combinación entre las complejidades de su peculiar estilo y la selección de temas que acapararon su interés, unas veces demasiado densos, graves, áridos (poco amenos para el lector actual), otras demasiado vinculados a su presente histórico (crisis del 98, «intrahistoria», guerra civil, momentos todos de los que nos hemos propuesto pasar página). En este diagnóstico coincide tanto con los defensores de Unamuno (López Aranguren, Zubiri, Garagorri) como con sus principales detractores (Eduardo Nicol, Borges, Ferrrater Mora). 

Son muchos los artículos que inciden en la estrecha relación de Unamuno con América Latina, y en especial con México. Nace esa vinculación de una circunstancia familiar no muy conocida. El padre de nuestro autor, Félix de Unamuno, emigró a México en su juventud, de donde volvió a su tierra tras varios años con una modesta fortuna y cargado de recuerdos y de libros, libros que nutrieron las fantasías del zagal Unamuno, su amor por unos lugares remotos y exóticos para un muchacho de Bilbao. Luego, evidentemente, se sumaron a estas razones biográficas las inquietudes intelectuales de la generación del 98, el sentimiento de pertenencia a una misma comunidad lingüística, las relaciones personales y epistolares con escritores de la otra orilla del Atlántico… A tenor de los ejemplos expuestos en este libro, Unamuno tuvo en América Latina una influencia pública y un éxito popular no menor que en la península, lo que avalaría su elección como materia principal de este I Simposio Internacional que da origen a la obra que comentamos. 

Otro tema más, este transversal y manifestado de múltiples maneras a lo largo del libro, es el de la modernidad de Unamuno, es decir, su adscripción (discutida y problemática la mayoría de las veces) al paradigma del pensamiento y la literatura modernos. El profesor Antonio Marino en su contribución cita certeramente como muestra de dilema moderno en la obra de Unamuno el conflicto entre razón y fe, expresado por ejemplo en Del sentimiento trágico de la vida a través del anhelo de inmortalidad. Otros artículos de la obra escogen este mismo dilema y lo detectan en San Manuel Bueno, mártir, Niebla, Cancionero, Diario íntimo, sus cartas personales y sus artículos en prensa. No faltan tampoco las alusiones a las coincidencias con Kierkegaard, otro pensador heterodoxo en el límite de lo moderno.

Leído y consumido el libro que nos ocupa, ¿con qué versión de Unamuno quedarse de cuantas aparecen en él? ¿Con el Unamuno de Bilbao, columnista asiduo del diario socialista La Lucha de Clases y autor de una tesis doctoral sobre los orígenes del euskera, o con el de la tradicionalista Salamanca, maestro de las letras castellanas y disidente perpetuo inclasificable en cualquier ideología? ¿Con el Unamuno anticlerical enfrentado a la jerarquía episcopal salmantina o con el creyente ambiguo, de fe tan personal e inconformista que se acerca a la nefanda calificación de «protestante»? ¿Con el filósofo heterodoxo, agitador de conciencias dormidas y enfrentado al poder dictatorial, o con el pensador amateur que no merece una línea en las historias de la filosofía al uso, perpetuo ignorado en el ámbito universitario extranjero? ¿Con el poeta, novelista y ensayista que gozó de inusitada fama entre el público o con el artista despreocupado del éxito que trastoca y experimenta con todos los géneros literarios? Unamuno inabarcable, Unamuno inconsumible, Unamuno de todos y de ninguno en particular, nuestro sin par quijote intelectual que arremete contra los molinos ideológicos de ambas Españas eternas, y por ello molesto para ambas y para todos nosotros, al mismo tiempo que autor de lectura irrenunciable para entendernos a nosotros mismos. 

Enrique Gascó

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