TEORÍA POÉTICA Y CREATIVIDAD

jueves, 25 septiembre 2014

Rosa Romojaro

Barcelona: Anthropos, 2010, 288 páginas.

Rosa Romojaro, reconocida estudiosa de la Teoría Literaria con especial proyección en los campos del Siglo de Oro así como en la poesía y narrativa del siglo XX, presenta en este ameno libro un recorrido analítico sobre distintos aspectos de la creación literaria. El texto se estructura en cinco grandes bloques que transitan desde las primeras reflexiones acerca de los tropos de la metáfora y la alegoría hasta su evolución histórica con arribo a las tendencias contemporáneas fundamentales de nuestra literatura, ya sea en la modalidad narrativa como en la poesía, además de estudiar temas de intrincado análisis como son las relaciones ente la poesía y la pintura o la conciencia crítica en la creación. Teoría poética y creatividad es un libro escrito desde la experiencia que como investigadora, crítica, profesora pero también como lectora y escritora tiene su autora y en ello reside quizá el principal valor de esas páginas redactadas con erudición, pero sin sacrificar la emoción. Sólo desde una visión global que aúne la experiencia personal, la creativa y la profesional se puede acometer un eficaz y completo asedio al estudio de lo literario, como ocurre en este tomo. 

El primer capítulo aborda la Poética histórica y su correlato en la crítica contemporánea. Atiende para ello al decurso histórico de la metáfora desde la tradición aristotélica que consagra el tropo como la «translación de un nombre ajeno» y sus cuatro modalidades clásicas según la alternancia entre animado e inanimado. De tal modo, ofrece una síntesis de aquella figura y su evolución hasta el siglo XVII, con escala en ese hermoso tratado de poética y retórica que son las Etimologías de San Isidoro y, por supuesto, en la Agudeza y arte de ingenio de Baltasar Gracián, a quien propone con acierto la autora como «línea divisoria y enlace con las teorías poéticas actuales con respecto a la metáfora». En la crítica contemporánea destaca las distintas posiciones de Dámaso Alonso, Carlos Bousoño y J.M. Martínez ante la imagen, la metáfora y el símil o la popular propuesta del proceso metafórico de Jakobson, así como las de los neoretóricos, el Groupe u y las figuras señeras de Umberto Eco o Roland Barthes. Con igual capacidad de síntesis y acierto se ocupa la profesora algecireña de la alegoría y los límites borrosos que en la antigüedad tuvo este tropo. Quintiliano la entendió como «metáfora continuada», visión con fuerte asentamiento en las teorías estilísticas actuales. El análisis hace también cala en las variedades planteadas por San Isidoro: ironía, antífrasis, enigma, carientismo, paremia, sarcasmo y astismo y repasa las distintas posiciones respecto de la relación entre alegoría y metáfora: la postura del ya mencionado Quintiliano enfrentada a la de Morier para quien la alegoría es un símil que clasifica en ingenua, sencilla, tendenciosa, implícita o explícita. Rosa Romojaro delimita al final la alegoría como «el desarrollo metafórico de una comparación entre una realidad y una imagen, que cure total o parcialmente el poema y en la que se filtran, a veces, elementos de la realidad no imaginaria». En distinto apartado se ocupa de las diversas rerepresentaciones que tuvieron la metáfora y la alegoría en la técnica literaria manierista. No resulta extraño que frente a aquellas interpretaciones que acotan al manierismo como periodo de transición al Barroco, Romojaro proponga la definición del manierismo como categoría histórico-artística, puesto que es gran conocedora de la técnica manierista y sus esquemas poéticos y ya trabajó aspectos cercanos en libros anteriores como Lope de Vega y el mito clásico o Funciones del mito clásico en el Siglo de Oro (Garcilaso, Góngora, Lope de Vega, Quevedo). Para ello considera manierista aquellas formulaciones que cuentan con esquemas expresivos concretos «producto del intelectualismo y el elitismo», enunciadas desde la erudición y con preferencia por la oscuridad y el enigma como elemento artístico. 

Los tres bloques siguientes recogen un manojo de de críticas, presentaciones, artículos, florilegio de textos en suma nacidos al abrigo de diversas circunstancias que agavillados aquí presentan una inquietud central expuesta desde diversos frentes. Por ejemplo, en el segundo capítulo, «Literatura, Pintura y representación», se ofrecen varios análisis concretos de obras híbridas, confluencias del terreno fronterizo entre artes. Parte de un sensible estudio del hermoso libro Antídotos, compuesto al alimón por José Manuel Caballero Bonald y Juan Martínez, donde el poeta y el pintor en híbrido esfuerzo comulgan la hermosura de la voz poética con la belleza del dibujo en un espacio común poco frecuente. Aparte del estudio dedicado al libro I love you Sade, del artista multimedia Pablo Alonso Hérraiz y el escritor Juan Francisco Ferré, quedan recogidos otros dos textos centrados en el arte pictórico como «El efecto figurativo de la abstración » y en el teatro, «Teatralidad e imagen». 

El tercer capítulo está dedicado a la Poética contemporánea con detenimiento en el género poético. El lector precavido no debiera pasar por alto un par de hojitas que con el título «Estética de la evocación y pureza» se erigen como inteligente, justa y encomiable síntesis del valor y profundidad de Bécquer, pero también son páginas válidas como acercamiento a la poesía que practica la propia Rosa Romojaro, faceta no debidamente conocida e injustamente valorada siendo como es poeta de sensible factura con poemarios vibrantes como La ciudad fronteriza, que cuenta con buena traducción al italiano, y con capacidad de erigir un sólido heterónimo en Poemas de Teresa Hassler (Fragmentos y ceniza). De vivo interés son también las páginas dedicadas a Manuel Altolaguirre, el mejor, más verdadero y auténtico discípulo de Juan Ramón Jiménez, según apreció el maestro onubense. Por último resaltemos el estudio que acomete sobre las posibles razones de los olvidos femeninos de Gerardo Diego en la segunda versión de 1934 de su clásica Poesía española. Antología 1915-1931. Pregunta que, en puridad, solo tiene sentido para Concha Méndez y Ernestina de Champourcín, quienes disponían ya de obra madura publicada en la época. 

El cuarto bloque va dedicado a la Poética contemporánea en su modalidad narrativa, como con justicia reza el título. Al igual que el anterior capítulo resulta un compendio de textos de diversa índole y, por ende, de distinto valor, de los que destacamos ahora esa inteligente denuncia del canon modernista que realiza Romojaro, al poner de relieve la mezcolanza de los dos modernismos que hay en ciertos escritores y que problematiza una tajante división. El último de los bloques está dedicado a la «Creatividad, transmisión literaria y autopercepción crítica». Son estas breves páginas del mayor valor para los tiempos actuales de erosión de los «saberes inútiles». En ellas se pondera el concepto de creación literaria como un principio didáctico que, aparte de enseñar el caudal léxico, fijar la ortografía y la sintaxis y el uso adecuado de la puntuación, además toma al alumno como sujeto principal y creador de su propio saber. Hay un apartado especialmente interesante al estar compuesto desde la biografía más pura de la autora y, por tanto, más útil, para conocer su conciencia creadora lo que nos acercaría a su lado creativo, como poeta, en la sección llamada «La aventura del lenguaje». Allí escribe Rosa Romojaro, una suerte de lúcida poética, siendo como es poeta sutil y profunda. Aún más penetrante y más revelador si cabe se presenta el último de los capítulos donde la profesora-poeta (término que acuñara el recelo de Juan Ramón) analiza uno de sus poemas, el soneto «Recuerda», excelente por varios motivos, desde el lado autorial y por tanto más biográfico pero también desde la postura crítica, desde fuera como si fuera poema ajeno. Resulta curioso que para ello escoja –y es sabido como nunca se escoge al azar– un poema que representa «una revelación personal, una toma de conciencia profunda». Con razón afirmó Cesare Segre en Poetas por sí mismos que «la autoexégesis induce amablemente a la lectura o (relectura) de los textos poéticos y nos ayudan a comprenderlos mejor». Y con ello descubrimos no tan sólo a una sólida investigadora y crítica, sino a una buena poeta como es Rosa Romojaro. 

Francisco Estévez

Universidad Carlos III

Volver

Comentarios

No existen comentarios para la entrada.