Eduardo Camacho Guizado
Uniandes, Bogotá, Colombia, 2010
Se trata este libro de una oportuna reedición del estudio publicado en 1973, con muy pocas modificaciones, como nos informa el «Prólogo de 2009» que lo antecede. Y realmente, lo mejor que puede decirse es que esta reedición resulta extremadamente oportuna, porque el texto no ha perdido vigencia. Sin duda va a convertirse en una herramienta muy útil, especialmente para los estudiantes universitarios, pero también para un público general interesado en conocer de manera abarcadora toda la obra del poeta chileno.
Éste es precisamente uno de los aspectos que me gustaría destacar. Eduardo Camacho acomete de manera muy ambiciosa un recorrido por toda la obra de Neruda, desde el Crepusculario, hasta los libros póstumos, pasando por poemarios menores, y a menudo desatendidos como Canción de gesta, o Las piedras de Chile. Y es capaz de trazar continuidades, y encontrar las líneas de sentido –diversas, contradictorias en ocasiones pero distinguibles transversalmente- que la recorren. Una de las aportaciones más destacadas es la manera tan aguda como establece la línea subterránea que lleva de las Residencias al Canto General, sin recurrir al manido tópico de la conversión repentina, tan fomentado por el propio poeta, pero también cómo encuentra ecos de telurismo, y, en ocasiones, de desengañado individualismo, en la poesía posterior.
También hay que destacar el utilísimo capítulo final, «La poética», en el que recorre las diversas imágenes del poeta y de la creación poética que Pablo Neruda incluye en sus poemas y en sus prólogos: la poesía como emanación de la subjetividad, el poeta como sujeto fundido en el cosmos, el poeta como portavoz de la colectividad, en la que se funde, o a la que sirve desde una afirmación subjetiva fuerte, como poeta «realista» o como poeta «épico», el desengañado moralista, el «bardo de utilidad pública»...
Es decir, en resumen, ese «cronista de todas las cosas» que parece ser en resumen. Camacho suele evitar en su texto la hagiografía, o, mejor dicho, porque los avatares biográficos no son importantes en la lectura de los textos que se propone, el canto monótono de las grandezas estilísticas y las honduras metafísicas, algo sin duda contraproducente en un escritor tan diverso y tan prolífico, no exento de contradicciones y altibajos. Sin embargo, casi siempre los reparos vienen contrapesados por una afirmación atenuante.
Los únicos reparos que cabría poner son un cierto exceso de glosa en algunos momentos, y la repetida y confusa utilización del término «naturalista» en un sentido meramente temático –poeta que habla de la naturaleza– y acaso trivial. Pocos reparos, sin duda, para una obra en general tan interesante, necesaria, útil y ambiciosa.
Jesús Peris Llorca
UVA Hispanic Studies Program /Universitat de València
VolverNo existen comentarios para la entrada.