David Thatcher Gies
Cambridge: Cambridge University Press, 1996.
[De El Gnomo. Boletín de Estudios Bequerianos, vol. 5, 1996, pp. 235-236.]
El libro que reseñamos tuvo una primera edición en inglés (The Theatre in Nineteenth- Century Spain, Cambridge University Press, 1994), pero dada la escasez de estudios de conjunto sobre el teatro español del pasado siglo, su traducción no sólo es oportuna sino hasta necesaria.
Si todo estudio de conjunto que abarca un amplio periodo cronológico supone siempre un importante reto para quien lo emprende, temas como el que se aborda en este ensayo —el teatro de todo un siglo cuando el arte escénico ocupaba un lugar central en las formas de sociabilidad— exigen hasta cierta dosis de temeridad. Aún así, son necesarios estos estudios que permiten en primer lugar tener una visión sintética y actualizada de la bibliografía crítica que se ha ido produciendo al respecto y que proporcionan al menos una imagen aceptable de lo ocurrido. Pero incluso esto es especialmente difícil cuando se habla del teatro español de la centuria pasada, dado que escasean todavía las monografías sobre múltiples aspectos de la producción teatral de entonces.
D. T. Gies es muy consciente de la situación desde las páginas de su «Introducción» (pp. 1-7), y aún así ha escrito este ensayo con la esperanza de que su libro ayude a deshacer tópicos y abra nuevas sendas. Reordenar el canon existente en los manuales, recuperando autores y obras que tuvieron gran significación social en su día pero que después han sido ignoradas es por ello uno de los intereses medulares del autor y se concreta en la práctica en el capítulo quinto sobre escritoras teatrales (pp. 268-320), o en el espacio otorgado a dramas que pasan desapercibidos: el caso más llamativo es el de Españoles sobre todo, de Eusebio Asquerino, pero no faltan otros. Gertrudis Gómez de Avellaneda (pp. 271-286), Rosario Acuña (pp. 287-302), Adelaida Muñiz Más (pp. 302-312) y Enriqueta Lozano de Vílchez (pp. 312-321) son las dramaturgas elegidas para ejemplificar la aportación femenina, tan descuidada habitualmente, al teatro español.
A veces la propuesta de reordenación del canon es aparente o poco original, como ocurre con el teatro político del primer tercio del siglo, que se presenta bajo el chocante marbete de «Teatro y dictadura: de Napoleón a Fernando VII» (pp. 57-135), y que ofrece en realidad un muestreo del teatro político mezclado con otros géneros sin unos criterios caracterizadores convincentes. En otras ocasiones la novedad es mayor, como ocurre al estudiar el teatro de mediados de siglo con sagaces apuntes sobre lo que significaron la reordenación de los teatros (pp. 245-267), o estrenos como el drama histórico de Rodríguez Rubí Isabel la Católica y Traidor, inconfeso y mártir de Zorrilla, en el camino de afirmación nacional tan característico de aquellos años.
Oportuno resulta seguir insistiendo en la importancia de la parodia como una de las manifestaciones teatrales básicas de entonces. Es tema necesitado de monografías sistemáticas como la que acaba de publicar Carlos Serrano sobre el Tenorio: Carnaval en noviembre. Parodias teatrales españolas de don Juan Tenorio (Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 1996). Y otro tanto cabe decir de la comedia de magia, el melodrama o la revista teatral política por no hablar de todo aquello que afecta al mundo de la representación y al sistema de producción teatral en su conjunto. Sólo cuando contemos con estudios monográficos convincentes sobre estos aspectos se removerán definitivamente la multitud de tópicos con que se juzga aquel teatro. El mayor interés de este libro radica en mi opinión en los numerosos síntomas que detecta en el teatro del pasado siglo que cuestionan la consideración que actualmente tiene en los manuales. David T. Gies cumple así su propósito de contribuir a remover el canon vigente sobre aquel teatro como lo viene haciendo desde hace años en otros estudios sobre el teatro decimonónico aquí en parte sintetizados.
JESÚS RUBIO JIMÉNEZ
Universidad de Zaragoza
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